martes, 8 de febrero de 2011

Espacios elevados a las cubiertas by Beatriz Gerena

¿Qué hacer en una ciudad sin vacíos?

Nueva York es una ciudad con cinco distritos Bronx, Brooklyn, Queens, Staten Island y el famosísimo Maniatan (NYC). En conjunto es la segunda ciudad más densa de EEUU pero me cuesta imaginar un lugar (en occidente) más densificado que Manhattan.
Rascacielos o coches, coches o rascacielos. Central Park aparte, no es fácil encontrar un lugar de respiro en la isla. Ahí juegan un importante papel los sorprendentemente pequeños espacios verdes que existen dentro de la rígida e inmutable retícula: Bryant Park, Madison Square Park y otros pocos. Recientemente incorporada, la High Line es un exquisito parque inacabado que ya muestra el gran papel que jugará en la NYC de las próximas décadas.
Precisamente la High Line era un vacío, un espacio descubierto y cuidado por los afortunados que podían acceder desde sus casas, con pasarelas improvisadas, a esta antigua vía ferroviaria que llevaba tiempo en desuso. La “ciudad” optó por el desarrollo institucional de la misma, bello y acertado, acompañándolo de una retahíla de nuevos proyectos de oficinas que cofinanciaban la intervención en la High Line a cambio de un acceso directo a la misma desde sus edificios. En la intervención podemos encontrar un mirador hacia la calle, hacia lo urbano, lo circulatorio, la ciudad como uno de los paisajes posibles a disfrutar desde un espacio público (En definitiva esto es también lo que ocurre en la gran pradera central de Central Park, flanqueada por árboles en primer plano y por los imponentes rascacielos después)

Es difícil encontrar zonas de oportunidad fuera de la rentabilidad en esta ciudad donde sobra el dinero y falta espacio. Ahí es donde aparecen las cubiertas, ¡cómo no!. Para descubrirlas no hay más que salir y entrar de la City a través de alguno de sus puentes con ojos abiertos y cámara a punto.
Estupendas guarderías, pequeños espacios de juego, zonas aptas para grafiteros… impresionantes vistas por el mismo precio. Qué mejor que disfrutar de los espacios de las alturas en esta ciudad en la que la calle puede resultar asfixiante en muchos momentos.
Central Park es enorme, impresionante, un lujo, pero, desde mi punto de vista, insuficiente para un distrito tan activo y poblado como Manhattan. NYC necesita respirar más. La ventilación cruzada E-O entre el East River y el Hudson tampoco es suficiente. Quiero más. Aunque sólo soy una europea de pequeña ciudad, casi de pueblo comparado con esta escala, de alturas que no marean, con tráfico moderado, con carril bici…
¿Cómo sacar más de donde no hay? 


Pero, ¿es verdad no hay? Si se tiene la suerte de visitar la ciudad y de ir hasta el Metropolitan en un momento en el que tengan abierto el chiringuito de la terraza (rooftop garden) se podrá comprobar que lo mejor son las vistas (además de cóckteles, champán… todo estupendo) También para eso está el Empire State. Pero ¿con cuanta gente quiere uno compartir estos momentos? Definitivamente, pienso, la ciudad se ve y se disfruta más desde arriba, aunque mejor en un espacio más amplio y menos lleno, que sólo ocurrirá si aparecen otros entre los que poder repartirnos.
El caso de Sevilla es distinto, no adolece de esta densidad, no agobia, por lo menos no la mayor parte del tiempo. Aún así, ¿por qué no copiar esta estrategia? ¿Por qué no facilitar que se disfrute de la ciudad a la altura de los campanarios? Desde la Semana de la Arquitectura ya se han hecho visitas a las cubiertas de la Catedral. Algunos edificios públicos podrían plantearse abrir sus azoteas, aunque sólo sea de manera puntual, para permitirnos ver esta ciudad plana con otra perspectiva (sin tener que subir las encantadoras pendientes de la Giralda y apretujarnos con la multiculturalidad que nos visita)

1 comentario:

  1. Me encanta tu blog. s muy interesante. Te sigo
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